lunes, 27 de abril de 2009

¡Suelta una gota!

Intranquilo, intranquilillo. Últimamente. No siempre, a menudo.

Escribo. Casi todo lo querido, entendido, a veces ¿indescifrable? En ocasiones lo es.

Por ejemplo, y otros…

Llego de trabajar, enciendo el parato indescifrable éste (al menos para mí).
Resulta que encuentro una nota delante, supongo qué para que no espante.
Escrito está ¿qué significará?:

“¿Sabes? el jarroncillo que hay en el baño, es de recuerdito, de la boda de Camilo.”
Ahí te voy ¿a qué viene?
¿Lo hablamos, o tengo lagunas preocupantes?

Escribo ¿para qué escribo? No sé, ¡A lo mejor me gusta escribir!
¿Y sí no lo lee nadie?
¿Necesito que lo lea alguien?
¡Necesito que me viva alguien! Cada quién a su manera.
No, lo hago. Escribo.
¿Alguien? Puede ser, hoy no ¿mañana?
Mañana no entenderé nada, no hay mucha diferencia entre lo pensado hoy y mañana.
O si… ¿Abismos? ¿Incongruencias? ¿Síes pero no ees?

“Ni clases, ni incendios…”
Esto si, me ocupa mismamente ¿querría decir, lo qué?

“¡¡Anda, que no andas na!!
De sueco no tienes na.”
Escribí ¿a mí?

Ayer escribí, ocupa mucho más hoy.
Y no lo entiendo. No recuerdo escrito, de puño y letra, es igual, lo hice, mi puño y letra están presentes, delante, lo veo, reconozco mi puño y letra.

¿Lo peor, lo mejor?
Sencillo, simple, tres palabras.
¿Sencillo? ¿Simple?

“¡Suelta una gota!”

Escribí, y aquí si que no entiendo lo escrito, ni lo que escribí, ni en el momento que lo escribí.

Ocupo, tiempo ocupo. Me preocupan, algo no mucho, o si, las abducciones que sufro. Estoy intanquilillo.

Tengo lagunas celestes, aguas que reflejan color, sueños, incertidumbres, alegrías

Indescifrable. No soy una cifra. ¿o si la soy?

Así. No suelto gotas, lluevo.

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