lunes, 16 de febrero de 2009

Miradas.


Curiosa foto esta. Dice muchas cosas, además de lo que ves.
Intuyo cierta nostalgia en la mirada serena de la protagonista. Al mismo tiempo que ganas de estar fuera y no dentro. ¿Cuál será el horizonte visto?

Quizás me guste más hablar a mí con ella que a ella conmigo.
No quiero decir eso, seguramente tenemos temas diferentes a los que dedicar nuestra atención.

No sé la razón del por qué nunca le he preguntado ¿qué se siente al salir de un pueblo perdido en Galicia (terra soñada por min) de los miles nueve cientos y medio del siglo pasado?
Sin nada, con lo puesto. Siempre con la oportunidad de volver, ni más, ni menos.
Pueblo, en sus buenos tiempos asín, a bote pronto, con ¿cincuenta habitantes?
Mejor rebajamos el bote, creo exagerado el número, pero tampoco se lo he preguntado.

(Perdón, me sigo dispersando pero ¿Y sí el problema es mío y no pregunto?
Se siente la interrupción, se me escurrió la pregunta de frente al perpetrar estas líneas. Nunca antes me la había hecho. Tengo deberes, apuntados quedan).

¿De los Ancares a Barcelona, y luego a Londres? ¿Sin anestesia ni na?
Me da un vértigo…
En el momento en que pienso en todas las dificultades a presentarse a si mismas: hola, soy un país de las extranjerías; hablo idioma distinto; tengo otras costumbres; otros usos…
¿Cuántos miedos, dudas, incertidumbres, pueden atacar ante retos de tamaña envergadura?

Admirable valentía.

Dedicado a Regina.

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