… para entendernos: unos pinchos a media mañana,
de toda la vida.
Anteayer
me volvió a tocar preparar. Me encanta que me toque.
A punto y
hora estuvo todo.
Personalmente preparé:
·
Un pan, tipo chapata (hecho desde el
principito hasta el fin con las manitos limpias y recién peinás), bañadito con
su tomate, un poquito de orégano y sutil toque de ajo, su jamón serrano encima ¿Cómo no? Comieron,
sí.
·
Unas milhojas de chocolate rellenas
de nata y tofe.
·
Unos fritos de calabaza.
·
Un café de “pota”.
También ayudé a: preparar algo de la paella
;
la farsa de la empaná (aquí he de aclarar: farsa no significa “farsa, que eres
una farsa, no hay quién confíe en ti… una farsa viene siendo el relleno de la
empaná) de maíz y xouba; y algunas cosas más que te hice, seguramente no todas
bien.
Además: unos buñuelos de chocolate; unas
patácolas bravas, y unos filetillos de xoubas fritidos…
Y asín en el anteayer ya. Contentísimo y
cansadisísimo acabé el anteayer.
En el ayer, preguntele a la “siñorita
pofesora” ¿Qué tal en el anteayer? Respondiome: “todo más o menos bien, quizá
los pinchos eran un poco planos de color; los postres eran todos chocolateados;
y los salados dentro del mismo tono”
Tiene toda la razón, es la profesora,
necesitaba contraste el “brunch”. Si bien he de decir que los comensales no se
quejaron, seguramente ni se fijaron en lo plano del colorín…
Toda
la razón tiene la profe, además de arte, imaginación y elegancia natural al cocinar y presentar.
Y ¿hoy? Postre espectacularmente sabroso que
te hice. Sorprendente en mezcolanzas de sabores:
“Panna cotta a la pimienta rosa con salsa de
fresas” Justóucheme ben, deliciosisísimo. Another day in paradise de la cocina,
os cuento otro cuento en forma de recetilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario