sábado, 28 de septiembre de 2013
Azúcar.
Siendo fatal para la salud, es buenisísima
para según qué cosas o casos.
Increíble ble, pero
cierto to.
Cosas hechas con asuuucar… Todas las anteriores y alguna más a continuación...
Ésta siguiente no, claro está... aunque ¿quizás? sea la más efímera de todas... ¿Actuales construcciones azucaradas?
jueves, 26 de septiembre de 2013
miércoles, 25 de septiembre de 2013
sábado, 21 de septiembre de 2013
¿En estas latitudes?
¿Sus acordáis de esta afoto?
La “Flor de la Pasión”
o “Passiflora”.
Pues resulta que da
frutos conocidos como: “la Fruta de la Pasión” o “Maracuyá”. Aquí os presento
sus frutos…
Ni idea tenía (ya ves
a que nivel de ignorancia puedo llegar)… ni de lejos sabía que tal flor produjera
fruto tal… Y muchísimo menos sabía que en estas latitudes se dieran frutos
tales…
En mi ignorancia: pensaba
qué; creía qué… sin lugar a dudas, amigo del tonteque es: pensar de que; creer
de que; sin preocupancia en la averiguancia de la realidad… estos frutos eran
propios de otras latitudes más tropicaloides…
martes, 17 de septiembre de 2013
Bien, hoy.
Hoy, salió
requetebién el relleno y cobertura de la “Tarta Moka”.
En su punto de
textura, bien conseguida. El punto más difícil.
Y en las papilas
gustativas ¿qué? Aquí ya, asegún los gustos de caruno, respetables gustos
todos.
En opinión de las
propias papilas gustativas (intentando ser lo más objetivo posible al paladear):
a una le faltaba un poquitín de sabor; a las otras dos, le sobraba sabor; me
quedo con el sabor de la propia, equilibrancia en el paladar…
…quizás la propia: al probar no tiene excesivo sabor (aun
sabiendo bien a lo que te sabe) y, aun así, el regusto que deja es
inconfundible; sin apabullar a las papilas gustativas…
“Tarta Moka”: Bizcocho,
con relleno y cobertura sabor a café.
Fíjate bien, o no: no
suelo llegar a los postres, aunque me encante mucho y bien degustar un buen
café solo después; eso sí, en el caso de pedir una “Tarta Moka”, no me gustaría,
jamás de los jamases, que me quitara las ganas de degustar un buen café por
saturación de sabor…
Aunque, para ser
sinceros del todo, jamás pediría de postre cosa tal. Aun en su justa medida en
el propio paladar: apabullante; indigesta; nada sana; atiborrante…
Pero bien, a pesar de
todo, bien. Conseguí superar el mal hecho en la cocina en el ayer.
¿Hoy? Bien.
Corrigiendo…
lunes, 16 de septiembre de 2013
Mecachis.
Pues es que no me ha
salido el relleno y cobertura de la “Tarta
Moka”. Mira, con cariño y dedicación lo hice, ni aun así.
Un paso fundamental: al añadir el almíbar al punto de “bola blanda” a los huevos bien
batidos, éste tiene que estar en su punto justo y temperatura adecuada…
Por las explicaciones
recibidas, previa pregunta ¿Qué ha podido fallar para el desastre conseguido?
Tampoco te lo tomes como un desastre total (aunque lo sea, a la basura se fue
el relleno y cobertura), es complicado añadir el almíbar (en su punto y no
otro) en hilo muy fino a los huevos bien
batidos…
Aclaraciones varias:
- Almíbar al punto de bola blanda, para saber el punto exacto: mojar los deditos índice y pulgar (cito, los deditos requeridos) en agua fría; a continuación, tocar ligeramente la superficie del almíbar que se está haciendo al fuego (el almíbar quema bien, no te vayas a decreer de que no…) con el dedo índice, acercar al pulgar (cito) el dedo índice sin llegar a tocarse ambos deditos aunque casi; tiene que formarse una pequeña bolita (conste que no te miento) entre ambos los dos deditos, en compañía, de forma en la que al separar los deditos lentamente, se forme un hilo sutil… Tiene su aquel, la bola blanda te dirá si es mentira, o verdad, el punto conseguido…
- Hilo fino (encaje de bolillos): añadir en hilo fino, es decir, en muy sutil chorrillo constantillo, sin interrupciones , a la temperatura adecuada el almíbar al punto… en este mismo punto, es necesario saber: hay que dejar enfriar un poco la bola blanda (a ver si cuela…); pero sin pasarse de tiempito (al enfriar demasiado, se pasa de punto y se convierte en otra cosa… que es muy válida para otras cosas, otros puntos, pero no para lo que tocaba, sin ir más lejos, hoy).
Malo hoy, pues
mañana repito el relleno y cobertura a ver si sale bueno.
Hasta aquí, lo propio.
Le pregunto (intrigado y sin malicia) a otro que estaba haciendito lo mismito que
yo: pero ¿ya has hecho el relleno y cobertura? Contestó: ¡Pues claro!... Todo convencido,
contestó. Incluso de no muy buenos modos, contestó… Uuuuy, perdona por preguntar por tu rapidez en
una elaboración que requiere su tiempo… ya veo que estás a años luz, te ha
salido peor mucho más rápido (me dieron unas ganísimas de contestarle en su
mismo tono…).
sábado, 14 de septiembre de 2013
Lo cuento yo, y punto.
Hoy ha
sido un día con una luz preciosa.
Día cuasi
otoñal, nubes bajas y niebla por doquier. Un orballo delicioso ha caído
(después de tantísimos días sin llover ni una sola gota, muy bienvenidas sean
unas gotitas de lluvia ligerísimas pero constantes, vamos, un “orballo” de toda
la vida en estas latitudes). Habrá quién opine que ni de lejos ha sido un buen
día con un clima magnífico, pero me es igual que igual me es, me encanta la
lluvia y punto.
No
entiendo a aquellosllas que siempre quieren sol. Eso sí, repetándolaslos
siempre en sus querencias.
Me
encanta la lluvia. El cuento que te cuento hoy… Acompañado de una recetilla,
“Pastel
de Roquefort, panceta y nueces”:
1.
Ingredientes:
·
3 huevos.
·
150 gr. de harina.
·
Un sobre de levadura.
·
5 ml. (aprox., una cucharada sopera)
de aceite de nueces (o girasol).
·
5 ml. (igual a anteriormente en sus
pantallas…) de aceite de cacahuete.
·
125 ml. de leche entera.
·
100 gr. de queso Gruyere rallado.
·
150 gr. de queso Roquefort.
·
50 gr. de nueces (peladas y
troceadas).
·
50 gr. de panceta.
·
Una pizca de sal. Dos pizcas de
pimienta blanca (entiéndase por pizcas lo que te son, es decir, lo que te quepa
entre los dedos pulgar e índice y nunca más).
2.
Elaboración:
·
Precalentar el horno a 180 grados
(es decir, a media circunferencia de lo que se te pondrás alrededor de los
michelines después de probar la receta, en el caso de que te guste…)
·
Cortar la panceta en tiritas y dorar
a fuego vivo (sin aceite ni naaa, ya sueltan las tiritas todo lo suyo y más).
¿Habrá que especificar: dorar en sartén? Pienso de que no, en el caso de ser de
que sí andamos mu malamente en cocina o incluso de peor…
·
Añadir las nueces peladas y
troceadas (no me seas animala y añadas las cáscaras cas…), la sal y la
pimienta. Mezclar rebién y cocer unos minutillos de naaa. Sacar y reservar.
·
Mezclar en un bol: la harina
(tamizada); añadir la levadura y mezclar bien; a continuación, continuamos;
añadir los huevos, bien batidos y mezclar muy bien con lo anterior.
·
Incorporar, poco a poco, los aceites
y la leche. Mezclar muy bien. Añadir el Gruyere y mezclar muy requetebién.
·
Desmigar el Roquefort sobre la
panceta… y otra vez mezclar con todo lo anterior.
·
Verter en un molde y hornear, más o
menos, durante 45 minutos.
Hasta
aquí, la receta teórica.
Hoy, sin
ir más lejos, la llevé a la práctica y os cuento otro cuento practicado:
·
Eliminé la sal, la pimienta y la
panceta.
·
Añadí 50 gr. de Anacardos, troceados
ellos, oyes.
·
Sustituí los 150 gr. de Roquefort
por 100 gr. y no más.
·
En el horno, con calor solo en la
parte baja, estuvo una hora y no le habrían venido mal diez minutillos más.
Estaba
mucho más rico, hoy sin ir más lejos, hecho en la práctica… que el otro día en
que lo probé hecho por no sé quién siguiendo la receta original, respetando
todos los ingredientes y cantidades…
Y asín
que te resumo la cocina…
Primero,
probar la receta original… a partir de aquí, añadir el punto personal… o no.
Jugandito con la velocidad…
… de obturación
al disparar (haciendo click y nada más), claro está.
¿Cuála sus gusta
más? En el caso, de ser el caso, de gustar de alguna…
¿Ésta?
¿Aquesta?
¿Estotra,
pudiera ser?
Personalmente no tengo que elegir entre ninguna (y ustedes vosotros, en el caso de ¿hay alguien ahí? tampoco. Faltaría más) puesto que me gustan las tres. Incluso me gusta ésta también.
viernes, 13 de septiembre de 2013
Un “Brunch”…
… para entendernos: unos pinchos a media mañana,
de toda la vida.
Anteayer
me volvió a tocar preparar. Me encanta que me toque.
A punto y
hora estuvo todo.
Personalmente preparé:
·
Un pan, tipo chapata (hecho desde el
principito hasta el fin con las manitos limpias y recién peinás), bañadito con
su tomate, un poquito de orégano y sutil toque de ajo, su jamón serrano encima ¿Cómo no? Comieron,
sí.
·
Unas milhojas de chocolate rellenas
de nata y tofe.
·
Unos fritos de calabaza.
·
Un café de “pota”.
También ayudé a: preparar algo de la paella
;
la farsa de la empaná (aquí he de aclarar: farsa no significa “farsa, que eres
una farsa, no hay quién confíe en ti… una farsa viene siendo el relleno de la
empaná) de maíz y xouba; y algunas cosas más que te hice, seguramente no todas
bien.
Además: unos buñuelos de chocolate; unas
patácolas bravas, y unos filetillos de xoubas fritidos…
Y asín en el anteayer ya. Contentísimo y
cansadisísimo acabé el anteayer.
En el ayer, preguntele a la “siñorita
pofesora” ¿Qué tal en el anteayer? Respondiome: “todo más o menos bien, quizá
los pinchos eran un poco planos de color; los postres eran todos chocolateados;
y los salados dentro del mismo tono”
Tiene toda la razón, es la profesora,
necesitaba contraste el “brunch”. Si bien he de decir que los comensales no se
quejaron, seguramente ni se fijaron en lo plano del colorín…
Toda
la razón tiene la profe, además de arte, imaginación y elegancia natural al cocinar y presentar.
Y ¿hoy? Postre espectacularmente sabroso que
te hice. Sorprendente en mezcolanzas de sabores:
“Panna cotta a la pimienta rosa con salsa de
fresas” Justóucheme ben, deliciosisísimo. Another day in paradise de la cocina,
os cuento otro cuento en forma de recetilla.
lunes, 9 de septiembre de 2013
Chupócteramente...
en su salsa
libando
Flores, me rechiflan las flores.
Aromas, tactos, sabores y sinsabores...
Inigualables en colores...
Efímeras flores, vida plena...
Perdices al natural
Tan solo disparo un click con la cámara yo.
Jamás de los jamases se me ocurrirán otro tipo de disparos.
Lo peorísimo de todo, sobre todo para ellas, en breve empieza la temporada del ¿deporte? ese al que llaman caza...
Tan felices y confiadas al natural...
domingo, 8 de septiembre de 2013
Mecagüenlá...
Si es que voy
muy mayor mente… y una miérdaga pinchada en un palo…
Antecedentes:
antes de no sé qué, que qué sé yo, que yo qué sé… me encantaba conducir... Hoy
por hoy, ayer ya, mañana mucho menos, no soporto tener que conducir… Tantísimos/as
(empieza por im, y termina por, bécilas/os) oyesyas…
Sin ir más lejos…
ayer ya: en una carretera de dos carriles estrechísimos con curviritas
cerradísimas; voy conduciendo lo más prudentemente, despacito y con buena letra
conduciendo voy… mancuentro al salir de una curva cerradísima, sin visibilidad
más allá de poder frenar a fondo sin chocar (por suerte, conduzco despacio,
según la vía y las eses… que si no, catacrac como poco…) y mancuentro a un
imbécilo parado en medio de la carretera de carril estrecho (su cerebro mucho
más estrecho) a cuatro o cinco metros de una curvirísima cerradísima en línea
continuísima… Menos mal que no iba rápido… por suertísima, no venía nadie
detrás (aunque viniera alguien lento detrás, allí mismito acordeón)…
Pues no, no le
llegó con estar parado… ni corto ni perezoso, se le escurrió dar media vuelta,
haciendo un par de maniobras (menos mal que no fueron en la oscuridad que nos
habrían tocado a todos de venir alguien detrás…) sobre línea continua…
Por suerte, una
flor
jueves, 5 de septiembre de 2013
Carne ó Caldeiro.
Dudandillo…
¿Hacer
una entradilla sobre recetilla o despacharme agustillo?
Pues
ambas las dos que te van en una, y menos dudarcio.
Receta, “Carne
ó Caldeiro”:
─ Ingredientes (para 4 comensales):
. 1 Kg. de jarrete de ternera.
. Una cebolla.
. Una cabeza de ajos.
. Patatas (según las que vayáis a comer).
. Un par, o tres, de hojas de Laurel.
. Pimentón dulce y picante (al gusto).
. Una cabeza de ajos.
. Aceite de oliva virgen extra.
. Sal gorda.
─ Elaboraçao:
. Eliminar
la grasa sobrante del jarrete y cortar en dados de, aproximadamente, 4 por 4
cm. (igualito que un todo terreno). Poner a sudar en agua fría para eliminar
impurezas (pero ¿estás seguro que en agua fría se suda? Siiii, no me equivoco
al menos aquí) así como una hora.
. Mientras
suda la carne; poner a hervir agua abundante; añadir la cebolla pelada y
lavada; la cabeza de ajos, sin pelar y bien lavada; las hojas de laurel; y un
chorro de aceite.
. Cuando
levante el agua (es decir, al hervir a borbotones) añadir la carne en todo
terreno (previamente escurrida del sudado); aquí, en este mismo punto, hay que
volver a esperar a que levante otra vez; cuando vuelva a levantar (no por mucho
amanecer madruga más temprano), bajar el fuego y dejar cocer al chup- chup, sin
prisa pero sin pausa, aproximadamente una hora y cuarto. Transcurrido este
tiempito, añadir las patácolas troceadas. Cuando vuelva a levantar, dejar cocer
hasta que las patácolas estén hechas (probar las susodichas para saber si
están).
. En
estando, apagar el fuego. Sacar con espumadera los dieciséis (el 4 por 4) y las
patácolas.
. Presentar
(a los desconocidos, hay que tener en cuenta que si cocinas tú ya tienes cierto
trato…) en fuente regado con aceite de oliva y espolvoreado de pimentón dulce y
sal gruesa (conejo, uy, pendón, quería escribir consejo: el pimentón picante,
aparte, que cada quien se añada lo suyo…
Probar y degustar la receta. Si tal, bien, y si no,
pues nada Personalmente me ha encantado.
Despachándome
agustillo…
Al otro hay que darle de comer a parte. Aunque más bien se alimente el solo... en cuanto te fijas, se ve atiborrándose de lo que pilla...
Pero vamos a
ver: tú, que todo lo sabes y lo has hecho ya anteriormente ¿te hundes porque en
el examen práctico el ejercicio que te ha tocado es la elaboración de un postre
libre? ( si, ja, a lo más peor es que hablas de oídas… recuerdo aquella vez que
decías: “yo es que trabajé en el restaurante del areopuerto de Alvedro, y
cuando necesitábamos algo del restaurante
del areopuerto de Santiago, en el primer vuelo nos lo mandaban… Claro,
claro, claro, hay tantas conexiones a diario de vuelos entre los dos
areopuertos…) Y vas y haces unas natillas…
Joder, es que
me cansas mucho… el otro siempre hablando por boca de los demás… “es que mi
padre, que es camionero… blablablá… mi madre… blablablá…” ¿No tienes vida propia, nunca has hecho nada
por ti mismo? Visto lo visto, no. ¿A quién se le puede ocurrir echar a freír un
huevo en la sartén con aceite bien caliente desde una altura considerable?
Ayyyy, es que me he quemado, me ha salpicado el aceite caliente… Nos ha jodido,
tienes suerte de no haberte chamuscado…
Y asín, unos cuantos fantasmas opino que te hay desde
aquí… No te sé lo que opinarán desde el otro lado, tampoco me importa ¿tan
poco? Pues si, me importa bien poco, quizás nada. Aprendiendo mucho más de lo
que sé, esto sí me importa mucho muchisísimo.
miércoles, 4 de septiembre de 2013
Chambonadas…
Decíamos
ayer, exámenes…
A pesar
de fallar, tan solo en una pequeña parte (si bien importante, aunque pequeña),
al menos no hice chambonadas…
“Chambonadas”,
entiéndase como: desorden total en la elaboración; vaya desfeita, esto es una
guarrerida ¿Cómo puedes estar cocinando entre tanta mugre y desperdicios?;
¿osas mezclar una elaboración con la siguiente sin limpiar?; ¿a esto le llamas
una presentación de un plato a degustar?...
Al menos
no hice chambonadas, ninguna hice.
Primero
hice el bollo de pan. Seguidamente limpié, pudiera parecer que nadie pasó por
allí (cocinar también es esto, limpiar mejor que rebién lo ensuciado)…
Segundo,
mientras el pan en el horno se cocía, pre elaboré la guarnición (es decir, la
dejé lista para en los últimos momentitos darle el punto final y presentar); ni rastro
quedó de la pre elaboración; limpito tooo...
Terceramente, después de limpiar todo lo
segundo, preparé la cama de sal (sal gruesa mezclada con claras de huevo, para hacer
la cama y cubrirla con edredón) para la Lubina; la acomodé en su camita y la
cubrí con el edredón (para que no pase excesiva calor en el horno… ¿eeeinnn?) …
Cuartamente, después de limpiar terceramente
(por aquí no ha pasado nadie), al horno la metí en su camita acolchada y,
mientras estuvo allí, aproveché para terminar la guarnición y hacer la “masa
madre”… pensando que, creyendo que, amigo del tonteque…
Quintamente, previo aseado del cuarto, saqué la
lubina del horno y de la cama en su punto. Tiene su aquel, no te vayas a
decreer que no, sacar a una Lubina a la sal de su cama con edredón y todo, en
su punto y los lomos lubinares sin espinas ni naaa… sin que se rompan,
enteritos, laborioso además de mañoso…
En refinitiva:
Presenté unos lomos de Lubinamente (hoy quiero confesar, un par me rompieron,
conseguí sacar los restantes enteritos…) acompañados de su guarnición pero sin
su salsa… fallé.
Eso sí,
seguro, chambonamente no.
martes, 3 de septiembre de 2013
Revuelta.
Pues si, me se
revolvió el ordeñador…
sin palabras, díjolo
el: “hasta aquí hemos llegado, y ahorita mismito me apago, aunque me vuelvas a
encender, a cabezón no me vas a ganar y me apago…”
díjele yo, con
buenas palabritas y hasta alguna caricia: “pero, hombre por dos, después de
tantísimas vicisitudes pasadas al unísono ¿ahorita me vas a dejar? Ya sé que
muy listiño no te soy, alguna burrología te habré hacido pero siempre desde el
cariño… yaaaa, ya sé que la ignorancia, aunque carente de maldad e intención,
es una excusa inexcusable…”
Se fue, se fue, se fue…
Revuelto de setas y
gambas… Pues no, hoy tuve examen teórico y práctico.
En la teoría, creo
que no fallé.
Me tocó hacer, en la
práctica:
-Un bollo de pan
(aquí creo que tampoco fallé, salió crujiente en la corteza; esponjosa la miga;
en su punto de sal el conjunto… si bien he de esperar al dictamen)
-Unas Lubinas a la
sal acompañadas de “Sabayón de Limón” (una salsa sutil y ligera es el “sabayón…”):
aquí sí, fallé; las Lubinas estaban en su punto, riquisísimas en sabor, en su
punto de sal (aquí está el intríngulis de la cuestión, hacer un pescado a la
sal sin resultar salado…)…
Si salieron tan
bien, en su punto y no otro ¿Por qué dices que fallaste? Fallé, no me dio
tiempo a hacer el “Sabayón de limón”… Creí que iba sobrado de tiempo e hice la “masa
madre” del pan, pensando que mañana alguien tiene que hacer el pan fresco,
recién hecho, que comemos todos los días… Por pensar en los demás no me dio
tiempo a salsear lo propio. Fallé en mi labor, sin excusas. Fallé.
Ahora bien, a
mayores, hice unas patatas risoladas como guarnición que no estaban
contempladas en los mandados examinatoides… sin excusas…
La verdad, fallé en
la práctica y punto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)