Estábamos en el restaurante.
En la sobremesa, conversábamos.
Blodel y Ami.
Al ladín de una ventana. Y salió el Sol.
Ligeramente nos doró, nos iluminó.
Quizá no se dio de cuén.
Me encanta el pueblo, ese en particular.
A Feíra Do Tres.
Se respira, no sé bien, tranquilidad, apacibilidad, suavidad. Y aire, límpido.
Ahora me gusta más.
¡Deliciosos platos!
Sitio acogedor, sencillo, limpio.
Manteles, servilletas,
de tela.
¿Truco?
¿O trato?
¡Buen trato!
¡Sencillo trato!
Una cerveza, pincho de empanada (riquisísima, crujiente).
Sopa de pescado, ni una espina.
Rica en ingredientes, colorida.
¡Aroma, desprendía!
Sabrosísima.
Bacallau con pasas y langostinos:
Además de un crujiente exterior doradillo; un interior en su punto de sal, en su punto de hechura, deliciosillo.
Acompañado de, venía, unas potatoes panaderas fritidas; tomatitos, mon cherrí, salsilla verdecilla, ligerilla.
Toooodo lo anterior me lo comí yo –me lo como todo- un día de estos saldré rodando.
Blodel pidió: Raxo con patacas. Una pinta tenía, casi pruebo, no lo hice, tenía miedito de no caber en mi misma mismidad.
¡Ambrosía!
La comida.
Agüita; ¡Oooooolé. Toro!
Para beber.
¿Postres? No, gracias.
Eso si, café y, pues si ¿a ti que te pica?, hierbas verdes con hielo; caseras, de las buenas, suaves y ligeras.
Entre tanto…
Temas, de que hablar.
VIDA.
MUERTE.
FAMILIA.
PERSONAJES EN LA VIDA.
ERRORES.
HORRORES.
ACIERTOS.
CARUNISMO.
Y algunos más.
Y el Sol nos iluminó, ligeramente, sin artificios.
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