¡No puede ser! ¿Será?
¡¡¡Eeeessss!!!
¡No me lo puedo ni de creer!
¿No se me ha colao por la ventana de la conina? La muy jodía.
Estaba en el salón, mirando los birujitos que trae el peryódico.
Oí unos pasitos por la cocina. Me levanté y allá que te voy,
temiéndome lo que me temía.
¡Allí estaba, la muy jodía!
Mirándome asín como “¿y a ti que te pica?”- en el fondo estaba acogonailla, no iba a ser para menos. Entre otras cosas porque no era el León de la Metro, ni mucho menos, simple palomilla era. Imagínate, eres una palomilla y de repente te encuentras con un tío con gafas, lleno de pelo por todas partes, que te quiere endiñar con la revista del semanal.
Pero no, lo que quería el raro es que te fueras al igual que como viniste, rica. Volandito por la ventanita.
Pues ahora a ver como me enfrento yo a esta desgracia tan grandisísisisima.
Nada más que de sufrir y sufrir, una cría de paloma se coló.
Me ves ahí, más nerviosillo que un club de flanes.
Al final se me escurrió
¿Y si le echo por encima una toalla?
SI HOMBRE, CLARO, ¡Y LUEGO LE DARÁS UN MASAJE!
NO TE JERINGA.
Lo hice. Le tiré la toalla, ella sola no se atrevía.
Sin masaje ni na, la envolví, con cuidadín.
Estaba en la habitación, así que como la ventana de la habitación ya estaba allí también, se fue como vino, con un poco de ayuda, volando voy.
¿Qué pasará? Siempre se cuelan animales.
Ahora, una paloma o palomita, hace un rato (más o menos unos dos años, o tres, de rato largo) ¡Un gato!
Ayer por la tarde estuve jugando con Rita, al fútbol jugamos.
Y me ganó.
Nada raro, considerando que con esta es la cuarta o quinta vez que juego al fútbol.
Lo raro es que me ganara una perrita, Rita.
Es que además sabía las normas del juego mejor qué yo, ni que fuera árbitra.
Claro, discutimos ¡tan bien!
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