martes, 24 de noviembre de 2009

Estigmatizado.

Pues si, asín que me sentí.

Anduvo la pasada semana a vueltas el catarro con ami: ahora si, ahora no; voy a más; ya no estoy. Pero si estaba, no se fue, solo se escondió, para resurgir disfrazado de gripe el domingo.

Fui al médico, hoy.

Señalado me sentí, estigmatizado, claro que si.

Os cuento, un cuento (¿Gripe A? Ja, ja):

Resulta que llego al ¿centro de salud? Tenía cita a las diez y cuarto: “Cita (a hora é orientativa)” pone el papelito de la susodicha; ¿vendrá siendo nornoroeste o noreste, la orientación? Me pregunto intrigadillo, oye.

Después de perderme en disquisiciones orientativas, hora y media después la cita se hace efectiva. Entro: “Buenos días, verás, es que padezco de cataratas nasales acompañadas de géiseres temperamentales y algún que otro subidón, un sueño grandísimo y dolor, vamos que estoy atoallao sin suavizante. Además los ojos parece que quieren salirse de las órbitas al tuntún, sin orientación orientativa ni na. Resumiendo, que es gerundio, una gripe de lo más normal, pienso de que”.

Uyyyy, vete para abajo, que ahora bajo. Hay que activar el protocolo. Ponte una mascarilla ipso facto (pienso, hay que joderse, llevo hora y tanto en la sala de espera esperando, a ratos desesperando por la cama ¿Ahora me vienes con protocolos? Anda y que te jodan. Pero no lo digo que una es muy Señora, aun griposa).

Vale, aceptando tontería cómo atención primaria, bajo y espero a que bajes tú también a la sala protocolaría.

En el interín, mala suerte la mía, es la hora del cafetín. La veo salir, eso si, a la medía vuelve Y ME ATIENDE AL FIN. Se pone guantes, mascarilla, abre la ventana de par en par (imagino que cómo hace mucho viento pensará: a ver si se lo lleva…). A distancia kilométrica (espero que vea bien, si no…) me mete en la boca la cosa esa de mirar bocas: pues si, está un poco irritadilla (ni la mitad que yo). Vaya lumbrera, si escucharas ya te lo dije.

¿Fiebre?: pues no mucha, la verdad. ¿Mucosidad?: ¿es que no lo ves? Ten cuidado, a ver si te vas a ahogar. Que si, que estoy cansadísimo, que me duelen hasta las pestañas, que ya te lo dije. ¿Dolor abdominal?: que no, que también te lo dije (¿Estará sorda?)

Vale, pues espera ahí fuera, ahora viene la enfermera y te dice.

Pues espero, vale. Después de otra hora, o media de esperanza: ya no sé si estoy en el sur, o en alba, o en el ocaso; lo que si sé, estoy a punto del levantamiento.

Subo, con la mascarilla esa que huele fatal (¿será de lo más baratilla?). Mira, perdona, pero espero y desespero, no aparece nadie “¿Cómo, no apareció?” Pues no.

“Vale, pues te doy la baja, y te metes en cama. Descansa, bebe líquidos. Te tomas esto por si, esto otro por si también. ¿Cómo te encuentras, te duele esto, tienes mucosidad…?” Pero ¿otra vez? Respondo, otra vez, por si está sorda.

“Tienes gripe”

No lo dije, pensé: me cago en la… esto, te lo tomas tú… y esto otro tú también.

La gripe, cómo llevo haciéndolo toda la vida, en una semana me la curo sin medicamentos. Otros prefieren curársela en siete días con medicamentos.

¿Estigmatizado, por qué?

Marcado. Mascarilla. En la sala de espera protocolaria: a la entrada del ¿centro de salud? Según entran, lo primero que ven, y te ven, y te miran, recelosos (llevas mascarilla) te miran.

¿Lo peor? Resulta, el protocolo justo al lado pedriatía. Eso si, separado por un biombo de tela (claro, no hay mejor repelente de virus que una buena tela, ni mejor ubicación…)

El tamiflú, te lo tomas tú.

Después de la odisea, al fin en casa.

¿Lo más peorísimo? A un bebé, tendrá un año, o poco más. Así tratado.

Ni orientación ni nada de na. El norte perdido.

¿Estaremos perdiditos, destornaditos?

1 comentario:

  1. La gripe A es un invento de las farmaceúticas para sacarnos los cuartos que no se llevó la crisi...Pienso igual que tú, y Platón, lo mismo...De hecho no pienso vacunarme...

    Por cierto..."Estigmatizado"...qué palabro más raro

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