Ni falta que le hace.
Tengo un extraterrestre viviendo en el baño de casa.
Dentro de un cubo de cristal está.
A través de él, la luz.
Observa, mira, examina.
No dice nada ¿o si?
INTENTARÉ EXPLICAR, KURU…
Si es un palabro raro “estigmatizado”.
Siempre agradecido a F., por ser amigo ¿qué habré hecho para merecer tal honor?
El “María Moliner” me pasó, dice:
“estigmatizar (del gr. Stigmatizo)
1 tr. Marcar a alguien con hierro candente.”
(una mirada puede resultar un puñal ardiente…)
“2 Imprimir milagrosamente en alguien las llagas de Jesucristo.”
(no van por ahí los tiros, ni de lejos.)
“3 Dejar a alguien marcado con una imputación infame.”
(ya, por ahí, puede ser, “infame”.)
“infame (del lat. Infámis)
1 adj. y n. Se aplica a la persona carente de fama, prestigio o representación social. Oscuro.”
(nada que decir, o mucho, no quiero fama: con ser famoso en mi casa a la hora de comer, tengo suficiente. Y soy muy famoso, vaya si me conozco.)
“2 se aplica a la persona que obra o es capaz de obrar con maldad o vileza, así como a sus acciones. Canalla, vil.”
(en el punto dos, de peig, no puedo más que discrepar. Jamás de los jamases podré ser tal tipo de persona a sabiendas.)
“3 (inf.) adj. Aplicado a cosas o a nombres de agente, muy malo: El tiempo está infame. Es un músico infame.”
“Agente (del lat. agens,-entis), part. pres. de agere, hacer.
1 (cult. o científ.) adj. y n. m. se aplica a lo que obra o tiene capacidad para obrar…”
(mira, y paro ya. Si no sigo mirando palabros, qué creyendo saber su significado ja ja…)
A lo que te voy: señalado, marcado.
Sin averiguar, sin indagar, a las primeras de cambio.
Estigmatizado que te va por ahí.
Pues si, asín que me sentí.
Anduvo la pasada semana a vueltas el catarro con ami: ahora si, ahora no; voy a más; ya no estoy. Pero si estaba, no se fue, solo se escondió, para resurgir disfrazado de gripe el domingo.
Fui al médico, hoy.
Señalado me sentí, estigmatizado, claro que si.
Os cuento, un cuento (¿Gripe A? Ja, ja):
Resulta que llego al ¿centro de salud? Tenía cita a las diez y cuarto: “Cita (a hora é orientativa)” pone el papelito de la susodicha; ¿vendrá siendo nornoroeste o noreste, la orientación? Me pregunto intrigadillo, oye.
Después de perderme en disquisiciones orientativas, hora y media después la cita se hace efectiva. Entro: “Buenos días, verás, es que padezco de cataratas nasales acompañadas de géiseres temperamentales y algún que otro subidón, un sueño grandísimo y dolor, vamos que estoy atoallao sin suavizante. Además los ojos parece que quieren salirse de las órbitas al tuntún, sin orientación orientativa ni na. Resumiendo, que es gerundio, una gripe de lo más normal, pienso de que”.
Uyyyy, vete para abajo, que ahora bajo. Hay que activar el protocolo. Ponte una mascarilla ipso facto (pienso, hay que joderse, llevo hora y tanto en la sala de espera esperando, a ratos desesperando por la cama ¿Ahora me vienes con protocolos? Anda y que te jodan. Pero no lo digo que una es muy Señora, aun griposa).
Vale, aceptando tontería cómo atención primaria, bajo y espero a que bajes tú también a la sala protocolaría.
En el interín, mala suerte la mía, es la hora del cafetín. La veo salir, eso si, a la medía vuelve Y ME ATIENDE AL FIN. Se pone guantes, mascarilla, abre la ventana de par en par (imagino que cómo hace mucho viento pensará: a ver si se lo lleva…). A distancia kilométrica (espero que vea bien, si no…) me mete en la boca la cosa esa de mirar bocas: pues si, está un poco irritadilla (ni la mitad que yo). Vaya lumbrera, si escucharas ya te lo dije.
¿Fiebre?: pues no mucha, la verdad. ¿Mucosidad?: ¿es que no lo ves? Ten cuidado, a ver si te vas a ahogar. Que si, que estoy cansadísimo, que me duelen hasta las pestañas, que ya te lo dije. ¿Dolor abdominal?: que no, que también te lo dije (¿Estará sorda?)
Vale, pues espera ahí fuera, ahora viene la enfermera y te dice.
Pues espero, vale. Después de otra hora, o media de esperanza: ya no sé si estoy en el sur, o en alba, o en el ocaso; lo que si sé, estoy a punto del levantamiento.
Subo, con la mascarilla esa que huele fatal (¿será de lo más baratilla?). Mira, perdona, pero espero y desespero, no aparece nadie “¿Cómo, no apareció?” Pues no.
“Vale, pues te doy la baja, y te metes en cama. Descansa, bebe líquidos. Te tomas esto por si, esto otro por si también. ¿Cómo te encuentras, te duele esto, tienes mucosidad…?” Pero ¿otra vez? Respondo, otra vez, por si está sorda.
“Tienes gripe”
No lo dije, pensé: me cago en la… esto, te lo tomas tú… y esto otro tú también.
La gripe, cómo llevo haciéndolo toda la vida, en una semana me la curo sin medicamentos. Otros prefieren curársela en siete días con medicamentos.
¿Estigmatizado, por qué?
Marcado. Mascarilla. En la sala de espera protocolaria: a la entrada del ¿centro de salud? Según entran, lo primero que ven, y te ven, y te miran, recelosos (llevas mascarilla) te miran.
¿Lo peor? Resulta, el protocolo justo al lado pedriatía. Eso si, separado por un biombo de tela (claro, no hay mejor repelente de virus que una buena tela, ni mejor ubicación…)
El tamiflú, te lo tomas tú.
Después de la odisea, al fin en casa.
¿Lo más peorísimo? A un bebé, tendrá un año, o poco más. Así tratado.
Ni orientación ni nada de na. El norte perdido.
¿Estaremos perdiditos, destornaditos?
Así se llama
Me la regalaban, a punto de estar a punto estuve de aceptar.
Me encantaría, pero dije no.
Los gatos te aceptan, o no; te quieren, o no. Poco, o nada, les importa lo que quieras o aceptes tú.
Los Ancares: color, niebla, lluvia, viento, un recuncho de sol (pero ¿ya se fue?).
Impresionante colorismo.
El Bierzo en oro, en rojismo mortecino, anuncia el invierno: viene ya.
Un cumpleaños, y que cuuuuuumplas muuuuuuchos maaaaas, querida Marí Lolí.
Curiosidades, la semana pasada estuve entre caer y no caer en el catarrismo. Llegué bien (un susto pasé en el viaje, el coche quería volar con el viento). Una paella, aunque era para nosotros, comimos: sabrosísima.
En cuestión de un minuto, o menos, dije para mí: huy, que mal cuerpo se me está poniendo, me estoy acatarrando a lo bestia. Así fue. En menos de un ultimátum, de repente.
Hoy, estoy peor. Mu malamente.
Hablábamos de ética y de principios personalmente personales de Ami, refugiados de la lluvia, bajo el quicio de la puerta de una iglesia. Muy curioso instante me pareció: “No quiero fabricar armas” dije, digo que no quiero armas fabricar.
Quiero.
O lo que es lo mismo, de toda la vida, Salamandra.
Se supone capaz de resistir e incluso apagar los fuegos más ardientes.
¿Qué no hará con los fuegos fatuos?
Quizá los fuegos fatuos, por muy ardientes que ellos se crean no lo son tanto.
Si acaso pierde algún miembro es capaz de regenerarlo.
¿Imprescindibles? En los cementerios hay muchos, o al menos creían ser así los que allí están. Resultó, no lo eran tanto.
Demasiados fuegos fatuos.
Necesitamos, Salamandras.
Casi comenzando, el domingo go.
Bailando.
Llegará un día, mañana, la semana que viene, el año que viene, no importa cuándo, verás: tu vida entera es decepcionante, ridícula; no supone ningún reto. Ni todos los poderes del mundo importan, no sirven para nada, si tienes una vida insatisfecha, pero eso tú ya lo sabes ¿no es cierto? ¿Quieres saber más? ¿Oh…?
“No todos nos hacemos viejos, no todos morimos… Pues tendrás mucho más tiempo para sufrir ¿no crees?”
El lunes sigue sin aprender nadita. Llamó. No quiere ver… “Es que quiero que vean cómo es, que sepan que está enfermo. Yo solo quiero ayudarle por amor”
Pero ¿qué me estás contando? Espabila de una vez. ¿Será qué tú estás muy bien? Te veo fatal, o peor. Así, repite una vez, otra más, vamos por la tercera ¿o será la cuarta ya?
No hay mayor ciego, aquél no quiere ver. Siempre, los demás, tú no. Llegará un día…
¿No me quieres escuchar? Perdona, pero la que no escuchas ni pa tras eres tú.
El martes tes, dice con muy mala leche (otra que no quiere ver): adelgazó unos gramos, al menos tres; teniendo en cuenta que la bacaburra pesa unos cuatrocientos quilos de maldad, resultó simpática la apreciación.
¿Hoy? Miércoles, todo el día, hasta que se pase al jueves ¿Ves?
Allí que te voy, a firmar una factura. Ayer me dijo, esquivando la mirada (pensé, uy, me huele peor que tú): ¿puedes pasarte a firmar? Respondile: pues claro que puedo.
Fui, firmé, escribí además…
¡Cuantísimo le desbarató los planes! “Pero, no entiendo ¿a qué viene lo escrito? Bla, bla y bla” ¡Ah! Pero sí lo entiendo yo, además, con esta actitud solo me das la razón.
A joderse, pensé.
Jueves, mañana, ves.
Por escrito, otras cosas ves.
Mi vida no está insatisfecha. Vivo lo que hay, lucho por mejorar lo que hay.
Quizá, si dejo de luchar estaré insatisfecho. Nunca rendirse.
Al igual que la piña, en mis trece, me mantengo.
Estudiando matemáticas le entraban en el examen los radicales.
Los radicales libres envejecen una barbarité, dije.
Claro, es que a esos elementos hay que tenerlos pero que muy controlados, dijo
Kururu explicó que los radicales libres no tienen término medio.
Fíjate, cuándo estudiaba no entendía ni papa de matemáticas. Hoy, en un momentito, entendí la lección; hasta hice los ejercicios de memoria, rapidito. Parecer ser que se trata de simplificar para resolver.
Si en el ayer me costaban sudor y lágrimas, las matemáticas, no entendía el por qué hoy, casi de natural, a la primera comprendía. El Mono Platón explicó: es que cuándo algo no viene impuesto, sin obligación, por que quieres saber sin más, resulta sencillo aprender.
Lo difícil es partir de una solución y generar un problema (el Mono Platón dixit); pero ¿para qué crear un problema si ya conoces la solución? Expresé. Hablábamos de cosas adiferentemente diferentes, él de matemáticas y Ami de la vida misma ¿Diferentes? Puede ser, o no; recuerdo una conversación con ella, blanca ella, creía que todo se relacionaba con las matemáticas, no lo sé, aunque puede ser, ni lo afirmo ni lo niego.
Las croquetas, ricas, sin llegar al nivel de las de la mamma mía: a mano hechas, removiendo la bechamel con amor, calma y paciencia, al chup chup. Nada maquinal, todo manual. Ocupa mucho más tiempo, eso si.
¿Lasaña? Sabrosa, quizá un poco seca. Me repito,
Rapidez, si, ofrece, la másquina. Ahora, el punto de quién la use: un poco más de esto, a aquello le quito una mijita de na, además apetece añadirle… Ninguna rigidez, al cocinar, saldrá o no saldrá, probad.
Situaciones que aumentan la producción de radicales libres (ya sabéis, hacer caso de
- Contaminación ambiental (emigrando pal pueblo mismamente ya).
- Tabaquismo (dejando de fumal).
- Dietas ricas en grasa (a vegetar).
- Exposición excesiva a las radiaciones solares (sobre todo en el supuesto de ser vampiridrilos).
- Ingesta de aceites vegetales refinados (sin disimular, si eres mula o burro, siéndolo).
- Estrés (claro, es que te son multitud, mejor un par u dos).
Así de sencilla la lección aprendida (nunca impuesta) de hoy.
¿Radical?
Fuera, mal bicho, fuera.
Eso si, si ya conocéis y resultó ser no, pues no tajante, radical.
“María Moliner” dice, entre otras acepciones:
“… propio o concerniente a la raíz”.
¿Cortar la raíz? Muerto morrido estarás en vida.
El congelador quedó un tanto abierto.
Hizo su trabajo la mar de bien, quería congelar todo lo demás.
Escarcha a tutiplén.
En la hierba mojada, el coche patinó.
En un susto el patinaje quedó.
La ese era muy jodía.
La bolita acerada se desprendió.
Normal, a libre albedrío quería rodar.
¿Encajonada yo?
Supongo, pensaría: Si soy redonda, no encajo en cuadrado encajonada.
Demostración:
- Primero, una pasta de croquetas bien hecha (solo falta freírlas, a ver cómo me las como, a ver si están bien hechas).
- Vamos con una lasaña: todo al mismo tiempo, pero por partes añadimos los ingredientes. Se mezclan, o no, según la función elegida. Una cosa rara, rara…
Demostración de cocina interesante, a punto estuve. Un poco disperso, viendo esto y aquello… Tiene posibilidades, muchas.
Llovía a cántaros, soplaba viento, dijo: es la estación que más me gusta.
Tiene su encanto, a mí me encanta: los colores, la lluvia, el viento, el recogimiento ofrecido… me encanta al igual que todas las demás estaciones. ¿Una preferida? No creo tenerla, momentos encantadores si.
Grandes aciertos.
¿O más?
Se verá en sus pantallas próximamente, o no.
Entre cienes de miles, doscientas las conozco. Poca cosa, es.
Una luz, una vela. La necesita.
No entiende nadita.
¿Te dan una lección para aprender? ¿Se queda así de ancho al decirlo?
¿Él?
Dice, vive su vida, lleva mucho viviendo en soledad.
Vas y te lo crees.
Necesitas una luz.
Una buena le eché.
No entendió nadita.
Las lecciones las aprendes tú, si quieres crecer. Nadie te las puede dar.
Mira, Ami me dicen: te doy esta lección para que aprendas y, entre tanto, te hago sufrir (que te jodan).
Contesto: QUE TE JODAN, VAS LLENDO POR DÓNDE VINISTE, CACHO HIJO DE
Pero no entiende na.
El Monstruo De Las Galletas, ayer.
Azul, él.
Hoy, Epi y Blas.
Viva Barrio Sésamo, y que cumplaaaaaa muuuuuchos máaaaaas.
Elemental Supercoco: “Esto es arriba, esto es abajo; esto es aquí, esto es allá…”
Años Luz, entre el aquí y el allá.
No lo entiende.
Quizá, algún día verá.
Quiérete, para querer.
Para respetar, respétate.
¿Abéjulas, zánganos, reinonas?
¿Héroes? ¿Villanos?
¿El Mal, el Bien?
¿Según quién?
Doscientas cositas.
O más.
Una situación tal que así…
Espero qué si.
Sin embargo, no puede ser.
O si.
Pero no, las personas son cómo son.
No creo, no va a cambiar.
Se cree, en posesión de la verdad.
Dos varas para medir.
Lo tuyo es puro Teatro.
Una luz, no la tienes.
Todos tenemos culpa, los demás lo sabemos, menos tú… En posesión de la verdad.
Fíjate, de tu verdad, por encima de los demás crees ¿estás?
Creo, te lo crees, pobre.
Una vela.
Una luz.