miércoles, 13 de mayo de 2009

¿Violeta? Añil.


Ayer pensaba, es violeta (bonito colorito). No lo era.
Añil, matiz de colorín.
Así vi, coloreado mi cuerpo por entero.
Esa fue la sensación, sentir añil, hoy se prolongó la sensación, el sentir.
Muchas cosas comprendí ayer sentado en el suelo. Nunca inmóvil.
Hoy se prolonga, se extiende, se expande.

El ombligo se me ríe.

Tan solo mantener una mirada fija y penetrante:
te conozco, y no te reconozco.
Eso dije con mirar.
Venía altiva, insultante, aplastante, o más bien lo creía.
Mirada fija y penetrante.
No aguantó, ni un segundo. Huyó, más rápido que deprisa.
Se creció otra vez en compañía, en mala compañía. De nuevo desafiante, mirando a los ojos, pretendiendo intimidar, apabullar…
Dije, sin pronunciar palabra, manteniendo la mirada
¿Nunca aprenderás?
Te utilizan, te usan, te maltratan.
Te dejas utilizar, usar, maltratar
¿Te gustará?
Si no te gusta
¿Nunca aprenderás?
Conmigo no podrás. Soy entero, sólo, como todos
¿No puedes tú con ello, no eres nadie sin ellos?

Cienes de miles de veces prefiero ser nadie, sólo, antes que ser ninjién en malas compañías.

Y se me ríe el ombligo, no de ti.
Al comprender que no tienes poder sobre mí.
Te desmonto, así.

AÑIL:
Intuición, aprendizaje, conocimiento del propio ser (siendo muy poca cosa, casi nada, solo persona humana, casi nada)

Te recomiendo (en el caso de admitir una recomendación de casi nada, de muy poca cosa humana):
Una menta:
Renueva, desbloquea.

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