lunes, 30 de marzo de 2009

Extraño lunes.


Extraña noche de domingo.
El tren llegó con puntualidad exquisita. Un viaje agradabilísimo desde su comienzo.
Muy poco leí en el regreso. Preferí ver, sentir el paisaje. Os toxos están esplendorosos, con un amarillo vital, soles en cada flor. Oí conversaciones, sin escuchar.
En busca del sueño me fui tarde, pronto lo encontré. No recuerdo, pero mucho soñé.
Mucho madrugué. Más de lo acostumbrado.
Desperté.

Lunes extraño. Un estar y no estar. Todo me importa, poco, nada, mucho.
Lo que nada importa, me resbaló.
Lo que poco importa, en su justa medida lo sentí.
Abierto de par en par, lo que mucho importa, así viví.

Penosos lunes, casi siempre.
Hoy no. A pesar de los intentos acometidos por gentuza que nada importa.

Y para rematar el día, inspeccionaron las tuberías, aunque sólo fueran las del gas.
En orden y concierto.

Agradable es, escuchar los sonidos de la vida.
¡Conciertos sentidos!

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