jueves, 26 de marzo de 2009

Esa sensación.


Hoy he vuelto a recordarla.
La playa, a primera hora de la mañana un caluroso día de verano. Temprano, el sol comienza a calentar.
Casi no hay nadie. Llegar. Pasear por la orilla.
Agua, olor, sabor, color, arena, sol, sonidos.
Todo en unión con uno, todo uno.
Bañarse, dejarse mecer, pertenecer.
¡ESTOY VIVO! ¡VIVO VIVO!

Eso sí, marchar en ese mismo momento, para no jeringar la sensación, que decía un proverbio chino según Gomaespuma:”Niño ¿por qué no te vas a jugar con la pelotita al lado de tus papás, bonito?”

Años ha, la misma sensación.
Caminaba de noche en soledad, y me sentía solo, demasiado solo.
Comenzó a llover, no me importó. Me quité la capucha, me mojé.
Y sentí, a pleno pulmón grité:
¡ESTOY VIVO!
La soledad se fue.

¿Conocéis?

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