Lo que son las cosas. En vez de
ponerlo todo perdido lo dejé limpio como una patena. Y las cosas muy claras,
para que sepa a qué atenerse.
Cabreadísimo y lo siguiente
también. Pues aun no me pagó ni un centimillo. Ayer me pidió el número de
cuenta, que te hago la transferencia a la de ya. Siendo ya hoy, nada de nada,
ceromilcerocientoscerocero ingresados.
Las diez y media de la noche.
Pues a tomar viento fresco (por no emplear unos palabros más subiditos de todoo
y tono), recojo, limpio y me voy a mi casa, ya está bien de tanta tontería.
Estando ya en lo anterior, viene y me dice:
… “me preparas estas dos
raciones para llevar”,
Contesto: ni en broma, por hoy no cocino más,
después de acabar de limpiar me voy a mi casa. Hace como si no oyera u oyese y
sale de la cocina. En cuanto acabo de limpiar y antes de irme lo llamo y le
cuento un cuento, este mismo cuento que te cuento: aun no me has pagado nada y
estamos a día tres ya; por lo tanto, yo no trabajo más gratis y punto. Además,
mañana a primera hora iré al cajero a actualizar la cartilla y como sea nada,
vengo a recoger mis cosas y me voy por donde vine, para que lo tengas muy claro.
… “pero si ya te dije que te
había hecho ayer la transferencia, pero como es fin de semana esas cosas tardan
al menos 24 horas (si, ja, pero ya van 36 al menos). Además, esto no me lo
puedes hacer un sábado por la noche y a estas horas. Pero bueno, si no lo haces
tú ya lo haré yo”
Mira, bonito, ¿Qué no puedo
hacerlo, después de trabajar a destajo todo el mes pasado no sé cuántas horas?
... “hombre, hombre, no seas
exagerado que aquí no matamos a nadie” (solo faltaría, hombre por dos, que aun
encima de explotarme me mataseis)
Pues como ves sí puedo. Y ya lo
vas haciendo tú si quieres. Y para que te quede más claro aun, no vuelvo a
trabajar gratis.
Punto de inflexión.
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