miércoles, 16 de septiembre de 2009

Quitan un poco las ganas.

En un instituto que ofrece enseñanza para adúlteros en horario de tarde-noche, no es lógico que a las seis de la tarde dicho instituto sea un castillo inexpugnable, cerrado con llave y todo.


Piden datos, mira que modernismo ellos, de númaros para enviarte un mensaje al mancuentro aquí diciéndote:

Opción que alta, que guapa, que hermosa que te está Catalina La Grande, vente pa qui,

O bien;

Opción pero claro, bonita, ¡si tú nos eres la alegría de la huerta personificada! Y, por esa misma razón es preferible que te vayas a pastar.


¡Ah, se siente!


Luego preguntas, por que te lo crees o no, y contestan:

¿Información de qué te vamos a enviar al mancuentro aquí?

¿Vas bébedo, rapaz?

¿De dónde estás? Joder, ricurita, lo sabrás tú.

Si tal vienes viniendo ¿sabes llegar, verdad? Ya aquí miras las listas y si tal bien, sino pues nada.

Allá que te voy.

A cal y canto, cerrado con llave y todo.

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