Casi no queda un
ápice de respeto hacia el trabajo de los demás.
Fregado ya casi todo
el suelo: unos van y pisan porque sí, se creerán que ellos lo valen…; otros
irán para hacer el paripé de limpiar, de lo que antes han pasado olímpicamente…;
a otros ¿y a mí que más da lo que tú hagas?...; bueno, bueno, bueno… si es que
eres un tiquismiquis…
Lee, o no: porque
estoy donde estoy, y conste que me importa mucho donde estoy (en el aprendizaje
estoy disfrutando mucho y bien, aunque muchoschas se tomen a chufla y jerigonza
lo básico en una cocina, la pulcritud); llegas a entrar en mi cocina y, visto
lo visto, das un paso atrás para salir y no volver a entrar nunca jamás…; y seguroa,
en tratándose de mi cocina, te llevas unos cuantos improperios muy
merecidísimos… ¡So guarroa, maleducadao, irrespetuosoa!
En tratándose de mi
cocina: ¡A la, empieza por “P” y acaba por “uta calle”!... Eso sí, siempre
dicho desde el cariño y lo políticamente correcto que es lo que se lleva ahora…
¡Un respeto para un
suelo limpio!
Para quién limpia un
suelo ¡Un respeto!
¡No me pises lo
fregao!
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