Cuenta cuentos, cuantos cuentas…
“… En aquel lugar vivía feliz Don Pato.
Por aquel entonces, su verdadero amor, acompañábale a todas partes: ¿Te apetece, vamos de pinchos? Uhmmm, apetéceme la idea, contestábale su verdadadero amor (es la hora de unos mosquitos, antes del fuerte sol del mediodía, en el estanque; es que los preparan allí mejor que bien) imos logo pois.
Después de un sutil, fugaz, manjar… a la par, preguntábale a su vez al amar: Vida mía ¿quizá te apeteciera ir un rato allí, al frescor del tapiz, verde aquel tamizado por el sol y refrescado por la sombra;… allá que te iban a la par, en compañía….
Nefasto día… Aquel en el qué… Desapareció
Desapareció. Ya nadie acompañaba al “Pato Triste”.
Aun así, claridad…
(cualquier coincidencia es coincidencia, no más. Basado el relato en suponencias...)
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