domingo, 29 de mayo de 2011

Cuentacuentos.

Resulta que mismamente hoy mancuentro radiopatio, Maricoti mancuentro…

Érase una vez que se era…

En aquellos tiempos viajábamos juntos, pero sin revolvernos en contra… Menos mal, sino: fatal, fatal, fatal… o peorísimo acabaríamos.

Os hablé de ella ya: de las Misssseeeesss, la másss superhipermega… es que tengo una hija en la université en otra ciudad; verás si tengo nivel; otra más tengo, que nos estudia violón en el conservatorio de la musicalité; con el nivelisísimo que eso da entre los círculos (claro que el nivelisísimo que da será entre los círculos, porque entre los que somos cuadriculados y no nos creemos asegún que pajas mentales que te vengas haciendito… JA); dos hijísimas y un maridísimo, a eso llamas tú una carga familiar…

Pues en cierta ocasión hace dos años al menos, decía ella: “es que estoy muy estresadísima y no me da el tiempo para más; dos hijísimas que tengo y un maridísimo al que atender; cargas familiares…”

Perdona, bonita, pero Lucas me quería a mí: dije mismamente en otras palabras… Traduciendo, que es gerundio: es que mismamente tengo, sin ir más lejos, en casa unas plantas que requieren tanta atención cómo tus cargas familiares…

El acabose, después de al menos dos años me enteré: “jamás se lo perdonaré, mira que comparar a “mis cargas familiares con sus plantas… Jamás de los jamases se lo perdonaré”… Hete mismamente allí que ni me saludó… ya ves que depresión… Poco rencorosa ella, oye… Después de la tira sin decirme nada… aun con retintín diciéndoselas…

Prefiero tener mil veces toneladas de familia pesadas, a tener “cargas”

Un huevo de avión.

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