Según a que cosas.
Os cuento otro cuento.
Estando aquí, me picó.
Ay, ay.
Era la primera vez.
Y vino una abejita y me picó, ay, ay.
Eligió el sitio, la muy abeja o avispa.
Tomaba una cerveza en lata antes de comer, acompañada de empanada de bacalao.
Le di un sorbo, al bote de cerveza.
¡No te jeringa!
¡Vaya sorpresa!
Un baño dentro se daba una avispa o abeja.
Jo, la cerveza era mía, y no me pidió permiso ni na.
Pues justo ahí, me picó la hija de la gran chingá.
Pero ¿de qué va?
La muy desboría.
Desagradecía.
Eres una desahogaá.
Mismamente en la lengua.
Me picó.
¡QUE DOLOR!
De verdad te lo digo.
La luenga así. Más pa lla que p aquí.
Nunca me había picado una de ellas. ¿Seré alérgico? Me preguntaba.
¿Y si lo soy? ¿Cuál será la reacción?
¿Moriré si no hay rauda y veloz ayuda?
Caray, con la experiencia vital.
Y QUE DOLOR.
Resumiendo que es gerundio.
Parece ser que las avispas o abejas son más alérgicas a mi que yo a ellas.
Sigo, ni aquí ni allí.
Ahorita mismo mancuentro en acolá.
Tengo tantas preguntas por hacer.
Esperemos, algún día saber.
¿Sería Obrero, Zágano o Reino?
Tomando en mis manos el reto de contestar a la sustanciosa pregunta con que finaliza la presente entrada, he decidido investigar de una forma dispersa pero constante la interesante cuestión que este interrogante nos genera.
ResponderEliminarAntes de contestar directamente a la cuestión suscitada, expondré de la forma más breve y clara posible las razones que me han determinado a decantarme por la opción que finalmente he elegido. Comentaba ami en la entrada: “Hola Rafaela, ¿si fuera?...” de 09 de febrero de 2009 de su blog “sí, pero no, dudando, viviendo”, lo siguiente: “Por cierto que la Reina sólo sale de la corte una vez al año. Cuando termina el invierno sale a desperezarse, se da un garbeo y vuelta a poner y de poner.” Posteriormente y en la referida entrada, ami nos comenta: “Estos bichines voladores, que también salen una vez al año para perseguir a la reina, viven en una aproximación de tres meses.”
Todas estas valiosas informaciones iban inclinando la balanza de mis sospechas hacia un lado que, acaso las mentes más avispadas, ya han podido intuir. A medida que profundizaba en la lectura de la referida entrada, con una curiosidad siempre en aumento y con una irrefrenable emoción, mi espíritu se afianzaba cada vez con más determinación en sus elucubraciones iniciales. Me encontraba muy cerca de la elucidación definitiva de tan controvertido asunto. Después de que ami nos refiera, en su peculiar estilo mezcla de erudición científica y proximidad campechana, las principales vicisitudes de la asendereada trayectoria de las abejas obreras nos encontramos con la siguiente noticia: “Y después a volar hasta su defunción, en libertad, llenándose de polen y néctar, de flor en flor, retozando, colorines, unmmmm, que justo.”
Volví mi cabeza hacia el lado derecho de mi escritorio donde un calendario me indica que hoy es 28 de julio de 2009, demasiado tarde para tratarse del solitario y evanescente desperezo de la reina así como para la persecución de sus rijosos secuaces, los zánganos. Ya no me cabía la más mínima duda, a ami sólo le podía haber picado una obrera.
Posibles causas para esta reacción de la obrera...Creo que el más que probable estado de ebriedad del pequeño individuo volátil sumado a la posible excitación que los efluvios de la empanada de bacalao hayan podido provocar en sus finos y sensibles órganos expliquen, en gran medida, la reacción de nuestro zumbón amigo. Por otro lado desconocemos si ami, en esta tesitura, hizo caso de la siguiente recomendación reseñada en “Hola Rafaela, ¿si fuera?...”:
“Por sí ni con todas las explicaciones anteriores sabéis de que animalitos voladores hablo, a mayores os diré que el ser humano (o simplemente animales con ropa, en algunos casos) toma dos posturas bien distintas ante su aparición delante de él, a saber:
1-. Postura inmóvil, cual petroglifo viviente (ésta la adopto yo personal mente. Y conste que no es influencia del yoga, pues era así ya antes de practicarlo);
2.- Postura, o posturas más bien, igualito que sí te hubiera o hubiese dado el baile de San Vito (Corleone noooo, para entendernos, vamos, epiléptico total).
Y la segunda opción es errónea cien por cien (diez mil).”
Ya me despido. Esperando haber arrojado un poco de luz sobre este desdichado asunto y haber contribuido a que ese día en el que esperamos saber no esté ya tan lejos, aprovecho para mandarte un cordial saludo y desearte una pronta mejoría.
F.
Querido F.
ResponderEliminarGracias por arrojar luz sobre la cuestión.
Pero claro, entre que no me explico bien y a veces peor, la pregunta de si sería obrero, zángano o reino ni de lejos se refería al animalito volador.
¿Críptico?
¿Quién, Ami?
Noooo, apenas.