miércoles, 21 de julio de 2010

Recienes.

Y asín. La vida. Según empieza el principito, tarde o temprano, va llegando el final.



Vivamos luego pues el hoy, el ahora. Ayer ya pasó. ¿Mañana? ¿Quién sabe?



Quiero aprender bien del ayer, para poder desaprender lo inútil aprendido. Vivir el hoy consciente de lo que quiero o de lo que no quiero. Mañana quizá será más mejor viviendo en plenitud. Hoy, plenamente consciente.



Comen mucho ya.

¡Que barbaridad! Claro, los sacas del internado al recreo y se lo pasan pipa. Ya empiezan a investigar ¡incluso se van a cinco o diez metros de distancia ellos solitos!

¡Se pelean con la escoba! Da gusto verlos.

Luego intenta meterlos otra vez a estudiar… ¡Consigues meter uno! Salen tres corriendito, que no sé yo como pueden correr tanto, la verdad. Una locura muy placentera, para disfrutar. Aunque con mucho cuidadín. Esta mañana, por supuesto sin querer, le pisé una patita a uno, es que se me metió debajo del pié justo cuando iba a pisar. Mira, sin llegar a pisar del todo levanté el pié, lo noté.

¡Un zuzto que llevé! ¡Casi me da un síncoma!



La Mamá Pepa, sufrida ella. Unos dos meses como mucho sus retoños.


Por la matiné antes de marchar su mamá, Deisi se acicalaba, se ponía guapa.

Recién. Unas horas de vida, no más. Al regresar por la tarde había nacido ya.



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