¿Y luego? después, la prácticamente
inexistente, puesta en práctica de la teoría… algo falla…
Mira, hermosa, aunque estés en
un lugar público (sobre todo por eso) nadie te da derecho a poner los pies
sobre un reposacabezas que alguien utilizará después (en tu casa, a mi plin,
como si quisieras apoyar otras zonas por donde se te escurran jugos varios en
el cepillo de dientes, a mi plin que no pienso ir a tu casa…), pero un lugar
público somos todos y nunca solo tu…
No se le ocurre otra cosa, después
de haber puesto los pieses por todas partes, va y me dice: buenas tardes, como
estamos casi solos (iba acompañada de una amiga ella) “te doy PERMISO para
ponerte todo lo cómodo que quieras”
No me lo podía de creer… ¿Qué tú
me das permiso? ¿Tú me das permiso de qué? ¿Qué me das permiso tú?... como te
lo cuento, no me lo podía de creer y sin embargo contesté: buenas tardes, estoy
bien, gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario