martes, 3 de febrero de 2015

Teóricamente…

¿Y luego? después, la prácticamente inexistente, puesta en práctica de la teoría… algo falla…

Mira, hermosa, aunque estés en un lugar público (sobre todo por eso) nadie te da derecho a poner los pies sobre un reposacabezas que alguien utilizará después (en tu casa, a mi plin, como si quisieras apoyar otras zonas por donde se te escurran jugos varios en el cepillo de dientes, a mi plin que no pienso ir a tu casa…), pero un lugar público somos todos y nunca solo tu…
No se le ocurre otra cosa, después de haber puesto los pieses por todas partes, va y me dice: buenas tardes, como estamos casi solos (iba acompañada de una amiga ella) “te doy PERMISO para ponerte todo lo cómodo que quieras”
No me lo podía de creer… ¿Qué tú me das permiso? ¿Tú me das permiso de qué? ¿Qué me das permiso tú?... como te lo cuento, no me lo podía de creer y sin embargo contesté: buenas tardes, estoy bien, gracias.

Estoy cuasi seguro, no entendieron absolutamente nada de “la teoría del todo”.

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