Cualquiera coincidencia, del cuento cuentado a continuación, con la realité es puritita conincidencia…:
Adespués aparece la ¿dos? (es que no te sé bien los númaros, pero bien podría ser la primera, aunque saliera de segunda, en las preferencias propias); altos y blancos son exactamente iguales los tacones…aunque me queden mejor “a mi”.
Por supuesto: “a mi”, soy yo; que te soy la tercera en salir, siendo la primerísima dama porqueyolovalgoydigoló…
Porque sorprendo muchísimo más al sorprender… pues no de blanco… en negro que te salgo… pues porque después de tantísimas anualidades sorprendiendo ¡Sigo sorprendiendo!
¡Los tacones de aguja me siguen quedando mejor que bien!
¡Empinadísimas escaleras bajo con ellos, oye, mejor que bien!
¡Guardando el equilibrio bailo sobre todos ellos, oye, mejor que bien!
Quizá no cante muy bien…pero sigo sorprendiendo al salir por peteneras a cantar…¡mejor que bien!
Conste que sin estas otras tres no sería ni una, aunque las supere a todas ellas en todo, no olvidar recordar ¡no sería ni una, oye! ¿mejor que bien?
Pues no, recuerdo bien que sin esos miles de miles de cubles de flanes que me siguen, siendo muy mucho una propia, quizá no sería naaa… y los sigo sorprendiendo… ¿mejor? ¡Que bien!...
(pues todo lo anterior, tan solo en un vídreo musical visto y escuchado… a saber que te pensará cada quien al ver el vídrio visualizado, oye)
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